martes, 25 de agosto de 2009

composicion y estructura de la tierra

La Tierra tiene una estructura compuesta por cuatro grandes zonas o capas: la geosfera, la hidrosfera, la atmósfera y la biosfera. Estas capas poseen diferentes composiciones químicas y comportamiento geológico. Su naturaleza puede estudiarse a partir de la propagación de ondas sísmicas en el interior terrestre y a través de las medidas de los diferentes momentos gravitacionales de las distintas capas obtenidas por diferentes satélites orbitales.
Los geólogos han diseñado dos modelos geológicos que establecen una división de la estructura terrestre:
El primero es el modelo geostático:
Corteza. Es la capa más superficial y tiene un espesor que varía entre los 12 km, en los océanos, hasta los 80 km en cratones (porciones más antiguas de los núcleos continentales). La corteza está compuesta por basalto en las cuencas oceánicas y por granito en los continentes.
Manto. Es una capa intermedia entre la corteza y el núcleo que llega hasta una profundidad de 2900 km. El manto está compuesto por peridotita. El cambio de la corteza al manto está determinado por la discontinuidad de Mohorovicic. El manto se divide a su vez en manto superior y manto inferior. Entre ellos existe una separación determinada por las ondas sísmicas, llamada discontinuidad de Repetti (700 km).
Núcleo: Es la capa más profunda del planeta y tiene un espesor de 3475 km. El cambio del manto al núcleo está determinado por la discontinuidad de Gutenberg (2900 km).
El núcleo está compuesto de una aleación de hierro y níquel, y es en esta parte donde se genera el campo magnético terrestre. Éste se subdivide a su vez en el núcleo interno, el cual es sólido, y el núcleo externo, que es líquido. El núcleo interno está a su vez dividido en dos, externo (líquido) e interno (sólido, debido a las condiciones de presión). Esta división se produce en la discontinuidad de Wiechert-Lehman-Jeffreys (5150 km). Tiene una temperatura de entre 4000 y 5000 °C.
La Tierra, vista desde el espacio, tiene un aspecto azulado. Por este motivo también es conocida como «el planeta azul». Este color se debe a que la superficie de la Tierra está mayoritariamente cubierta por agua.



Modelo geostático del interior terrestre.
Modelo geodinámico del interior terrestre.
Estructura en capas del interior terrestre.
El segundo modelo de división de la estructura terrestre es el modelo geodinámico:
Litosfera. Es la parte más superficial que se comporta de manera elástica. Tiene un espesor de 250 km y abarca la corteza y la porción superior del manto.
Astenosfera. Es la porción del manto que se comporta de manera fluida. En esta capa las ondas sísmicas disminuyen su velocidad.
Mesosfera. También llamada manto inferior. Comienza a los 700 km de profundidad, donde los minerales se vuelven más densos sin cambiar su composición química. Está formada por rocas calientes y sólidas, pero con cierta plasticidad.
Capa D. Se trata de una zona de transición entre la mesosfera y la endosfera. Aquí las rocas pueden calentarse mucho y subir a la litosfera, pudiendo desembocar en un volcán.
Endosfera. Corresponde al núcleo del modelo geoestático. Formada por una capa externa muy fundida donde se producen corrientes o flujos y otra interna, sólida y muy densa.

origen de la tierra

La Tierra se formó como parte del nacimiento del Sistema Solar: lo que terminaría siendo el sistema solar inicialmente existió como una extensa y giratoria mezcla de nubes de gas, rocas y polvo. Estaba compuesta por hidrógeno y helio producidos en el Big Bang, así como por elementos más pesados producidos por supernovas. Después, hace unos 4.600 Ma, una estrella cercana se destruyó en una supernova y la explosión envió una onda de choque hasta la nebulosa solar que aumentó su momento angular. A medida que la nebulosa empezó a acelerarse su rotación, gravedad e inercia; se aplanó en un disco protoplanetario orientado perpendicularmente al eje de rotación. La mayor parte de la masa se concentró en su centro y empezó a calentarse, pero unas pequeñas perturbaciones debidas a colisiones y al momento angular de los numerosos escombros creados empezó a formarse los protoplanetas. Aumentó su velocidad de giro y gravedad que creó una enorme energía cinética en el centro. La imposibilidad de transmitir esta energía a cualquier otro proceso hizo que el centro del disco aumentara su temperatura. Por último, comenzó la fusión nuclear del hidrógeno a helio, y al final, después de la contracción, una estrella T Tauri, se encendió y creó al Sol. Mientras, la gravedad producida por la condensación de la materia de que previamente había sido capturada por la gravedad propio sol; las partículas de polvo y el resto del disco protoplanetario empezaron a separarse en anillos. Sucesivamente los fragmentos más grandes colisionaron unos con otros, formando otros de mayor tamaño que al final formarían los protoplanetas.[3] Dentro de este grupo había uno aproximadamente a 150 millones de km del centro: la Tierra. El viento solar de la recién formada estrella limpió la mayoría del las partículas que tenía el disco, condensándolas en cuerpos mayores.

edad de la tierra

Los geólogos y geofísicos modernos consideran que la edad de la Tierra sería de unos 4500 millones de años.[1] Esta edad ha sido determinada mediante técnicas de fechado radiométrico de material proveniente de meteoritos[2] y es consistente con la edad de las muestras más antiguas de material de la Tierra y de la Luna.
Con el advenimiento de la revolución científica y el desarrollo de los métodos de fechado radiométricos, se realizaron mediciones de la presencia de plomo en muestras minerales ricas en uranio, que indicaron que algunas tenían una edad que superaba los 1.000 millones de años.[3] El más antiguo de estos minerales que ha sido analizado son unos pequeños cristales de zirconio de la zona de Jack Hills en Western Australia; los cuales por lo menos tienen una edad de 4.404 millones de años.[4] Comparando la masa y luminosidad del Sol con las de las otras estrellas, parecería que el sistema solar no podría ser más antiguo que dichas rocas. Las inclusiones ricas en Ca-Al – los compuestos de meteoritos más antiguos formados en el sistema solar – poseen una edad de 4.567 millones de años,[5] lo que resulta en la edad del sistema solar y en una cota superior para la edad de la Tierra.
Existe una hipótesis que afirma que la acreción de la Tierra comenzó poco tiempo después de la formación de las inclusiones ricas en Ca y Al y los meteoritos. Como aún se desconoce el instante en que ocurrió la creación de la Tierra y las predicciones obtenidas mediante diferentes modelos de acreción van desde unos pocos millones de años hasta unos 100 millones de años, es difícil determinar la edad exacta de la Tierra. También es difícil precisar la edad exacta de las rocas más antiguas sobre la superficie de la Tierra, ya que muy probablemente sean agregados de minerales de distintas épocas. El Acasta Gneiss ubicado en el norte de Canadá podría ser la más antigua masa rocosa expuesta en la corteza terrestre.[6]